Navidad en Colombia’ es un show de danza y música que despierta la nostalgia de algunos inmigrantes en Nueva York.
Por: Ana María Betancourt Ovalle
Pilar Alvarado viajó casi dos horas en avión desde Charlotte, Carolina del Norte, a Nueva York para encontrarse con su prima Sonia Alvarado y celebrar el Día de Acción de Gracias. A diferencia de todos los años en los que se reunían para compartir comida juntas, la celebración de este año fue diferente: fueron a ver Navidad en Colombia, el espectáculo decembrino en el Teatro Thalía en Queens.
Sonia Alvarado, de 58 años, solía celebrar la navidad en su natal Tolima con su familia y amigos, en Colombia esta es una de las fechas más importantes en el año, pero desde que migró a Estados Unidos hace dos décadas dejó de hacerlo.
“Aquí no celebro la navidad porque tengo que trabajar al otro día”, dijo Alvarado, quien trabaja como recepcionista en un hotel en Manhattan.
Sonia y Pilar Alvarado fueron unas de las 40 personas que acudieron al Teatro Thalía en la noche del viernes 28 de noviembre para ver el espectáculo. Este teatro es el único que hace producciones en español en todo Queens.
Navidad en Colombia es un espectáculo de danza y música colombiana que llega a su tercera edición. Fue producido por el español Ángel Gil Orrios, dirigido por el colombiano Harold Puente, puesto en escena por los bailarines del Mestizo Art Center y con música interpretada por María Escobar, una cantante de música colombiana que vive en Nueva York.

Una de las novedades de esta edición de Navidad en Colombia es la participación de la cantante colombiana María Escobar que interpretó canciones como Colombia Tierra Querida, Parranda de Navidad, Yo me llamo cumbia, y Feliz Navidad. Crédito: Ana Maria Betancourt.
El teatro recibió a las personas con canciones populares de la época decembrina en Colombia como el vallenato caribeño Mi Tierra Santa, la folclórica barranquillera Los Sabanales y la salsa caleña Manyoma. En el público había adultos mayores, familias con niños y adolescentes, grupos de amigos y parejas.
Soledad López, la actriz y directora general del Teatro Thalía destacó que uno de los motivos por los que el show de Navidad en Colombia se ha presentado por tres años consecutivos es por el interés del público, especialmente los colombianos.
“La mayoría de las personas que vienen a nuestro teatro son colombianos y cada año nos piden que volvamos a presentar Navidad en Colombia”, contó López. Nueva York es la segunda ciudad con más población colombiana en Estados Unidos, según datos del Pew Research Center. Además, la población colombiana ha ido en aumento a partir del 2022 con la ola migratoria de personas que han migrado cruzando el Darién.
Los bailarines aparecen en la tarima con trajes color dorado y beige, en la esquina derecha del escenario hay un baúl antiguo. Todos van caminando con curiosidad hacia este objeto hasta que una bailarina se atreve a abrirlo y encuentra un libro que en su portada dice “Navidad en Colombia”. Los bailarines hacen una coreografía de danza clásica acompañada por un bambuco, una música típica de la región andina colombiana. Luego las luces se apagan.
Hay un aura de misterio que solo se mitiga con la entrada de Escobar vistiendo un traje amarillo y cantando Colombia Tierra Querida, una cumbia proveniente de la región Caribe de Colombia. El público se despierta del letargo de la primera escena y comienza a acompañar la canción con sus palmas. Una vez terminada la canción, las luces se apagan y Escobar desaparece.
Cuando Escobar estaba cantando la cumbia El Año Viejo, en la que su voz resonaba de pared a pared en el teatro de 70 asientos, lleno a la mitad, las personas se pararon a bailar con la contagiosa música.
“Me encantó bailar durante el show, me hizo sentir en Colombia. Me dio mucha nostalgia por mi familia, mis amigos, las tradiciones que teníamos allá”, dijo Alvarado.
Las luces no alcanzan a apagarse cuando re-emerge Escobar con un turbante amarillo del mismo color de su falda y una blusa azul cuello bandeja cantando Yo me llamo cumbia, la emblemática canción de Totó la Momposina, exponente de la música afro-colombiana del Caribe.
El público energizado comenzó a bailar desde sus asientos y tararear la estrofa “Yo nací en las bellas playas caribes de mi país, Soy de Santa Marta, soy Monteriana, pero eso sí, Yo soy Colombiana, oh, tierra hermosa donde nací”.
Los colombianos y el teatro
Aunque Colombia no es considerado un país con tradición de ir al teatro, este espectáculo ha agotado la boletería cada vez que se pone en escena.
Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas de Colombia (o DANE) solo el 11,8% de los colombianos van de manera regular a teatros,. Carlos Aguasaco, profesor colombiano de estudios culturales latinoamericanos y director del Departamento de Estudios Interdisciplinarios de City College of the City University of New York, explica que la manera de relacionarse con el teatro en Colombia es diferente.
“Aunque en Colombia no hay una tradición de ir al teatro lo que sí hay es una gran tradición de la teatralidad. Nuestro teatro viene de la tradición de las procesiones en Semana Santa” dijo Aguasaco. “Por eso, las personas están acostumbradas a ser parte del proceso de representación y hay una integración entre el público y el artista que quedan al mismo nivel.”
Por un minuto el teatro permanece en la penumbra hasta que el pasillo del centro del teatro se ilumina para dar paso a un bailarín vestido de rojo, con una cola y máscara de diablo. El bailarín se acerca a miembros del público y trata de asustarlos, luego se dirige al escenario, en donde aparecen los demás bailarines vestidos con diferentes disfraces: una mariposa, una marimonda, un esqueleto y una cabeza enorme. Los bailarines bailan currulao, un género tradicional del Pacífico colombiano, e interactúan entre ellos en el escenario para homenajear la Tradición de los Diablitos.

Poster del show Navidad en Colombia. Crédito: Ana Maria Betancourt.
Algunas de las personas en el público señalaron que el motivo por el que fueron a ver la obra es para sentir a su tierra de cerca y por la nostalgia de pasar las fiestas de fin de año lejos de sus familiares.
Incluso personas que no son colombianas pero que crecieron escuchando esta música, sienten una añoranza por su país. “Yo soy ecuatoriana, pero me encanta la música colombiana, por eso vine a ver el show”, dijo Esther Ospina, una trabajadora de logística de eventos deportivos y de entretenimiento de 65 años. “Me recordó a mi familia, la alegría, el pueblo. Todas las canciones que sonaron me las sé y las celebro”.
Ese mensaje de conexión con el país de origen, especialmente Colombia, estuvo en la cabeza de los artistas a la hora de diseñar el show e interpretarlo. “El show genera nostalgia en el público porque a los colombianos que están aquí, y por mucho tiempo no han podido ir a su país, los hacemos sentir en su tierra y los transportamos a algo que ahora mismo no pueden vivir”, dijo Deiner Iván Carabalí, un bailarín colombiano de salsa caleña, de 25 años que hace parte del Mestizo Art Center y protagonizó la coreografía de la salsa La Rebelión.
“En Colombia la navidad se comparte mucho en familia y comunidad, a diferencia de cómo se comparte acá”.
El show cerró con el villancico del venezolano Néstor Zavarce, Faltan cinco pa’ las doce, en el que salieron todos los bailarines con trajes antioqueños de colores invitando al público a acercarse al escenario para compartir con ellos.

El show terminó convocando al público a dirigirse al escenario para compartir con los bailarines, tomarse fotos y terminar de bailar las últimas canciones. Crédito: Ana Maria Betancourt.