Grupo de seniors en el centro para adultos mayores Los Sures — David Santiago Senior Center, Brooklyn. Foto: Mariado Martínez

Por Mariado Martínez y Eduardo González

Envejecer en la ciudad de Nueva York no es fácil. Pagar una renta, llenar la despensa o acceder a servicios de salud y transporte, resulta complicado con los $21,000 que, de acuerdo con la Social Security Administration, las personas mayores de 65 años perciben en promedio al año.

Según cifras de la ciudad, en Nueva York hay al menos 78 mil personas adultas mayores indocumentadas que no pueden solicitar beneficios de retiro mínimos. Esta situación se da incluso en quienes pagaron sus impuestos correspondientes durante años.

Aunque no existen cifras oficiales sobre las contribuciones fiscales de estos trabajadores, algunos estudios señalan que cada año este segmento de la población aporta alrededor de $12,000 millones al Social Security Income (SSI, Seguridad de Ingreso Suplementario), $3,000 millones al Medicare y $11,700 millones en impuestos locales y estatales.

Los Retos

Este grupo demográfico sin residencia o papeles para trabajar legalmente enfrenta una serie de problemas muy específicos, dijo Suyapa Blanco, directora adjunta de RAICES, una organización que da atención a adultos mayores en la ciudad de Nueva York.

Blanco identificó los siguientes problemas como los más comunes:

  • Inseguridad alimentaria. Los inmigrantes adultos indocumentados no son elegibles a recibir ayuda alimentaria mediante el Programa Asistencial de Nutrición Suplementaria SNAP (también conocido como food stamps) que provee el gobierno estatal. Sin embargo, existen más de 300 centros que reciben dinero de la ciudad para cubrir gastos de comida caliente diaria de los que sí pueden beneficiarse.
  • Vivienda. El acceso a la vivienda muchas veces resulta impagable, incluso contemplando los programas de vivienda asequible de la ciudad. De los 2,3 millones de alquileres disponibles en la ciudad, alrededor de 229.000 son considerados subvencionados o asequibles. El acceso a vivienda subvencionada suele ser primeramente un servicio por internet, lo que puede representar un obstáculo para este grupo.
  • Trabajo precario. La ausencia de apoyo gubernamental les impulsa a tener que seguir trabajando en el sector irregular, donde las opciones de las que disponen tampoco son muchas. “Conozco personas indocumentadas, personas mayores que están recogiendo botellas y hacen de todo un poco, o trabajan ayudando en algún restaurante. Todos esos trabajitos son muy mal pagados”, explicó Blanco.
  • Servicios médicos. El programa Medicaid contempla la atención para personas indocumentadas tan solo en servicios de urgencia. Sin embargo esto resulta insuficiente. El 60% de las personas de la tercera edad lidia con problemas crónicos que deben ser tratados de manera continuada, lo que supone un gasto individual.
  • Miedo y desconocimiento de la existencia de asistencia pública. No existe una red que ofrezca información directa sobre las posibilidades de ayuda a este segmento. Muchos de los inmigrantes indocumentados de la tercera edad tienen miedo a acercarse a centros de asistencia: “algunos temen no ser atendidos por no tener papeles de residencia o por no poder hablar en su lengua de origen. Muchas veces ni siquiera saben que pueden pedir ayuda en centros similares ”, dijo Inéz Pinzón, trabajadora social en el centro de RAICES de Astoria, en Queens.
  • Salud mental. Menos oficializado pero igualmente alarmante, es la situación de soledad a la que se enfrentan los seniors. Pinzón cuenta cómo la tristeza suele ser la causa por la que dejan de visitar los centros “Es más bien un problema emocional. Puedo darme cuenta que están sufriendo de algún tipo de depresión. La mayoría están solos”.

LAS OPCIONES

El siguiente mapa presenta un recuento de los más de 300 centros de atención a mayores financiados por la ciudad de Nueva York que ofrecen iniciativas de alivio de las que también pueden beneficiarse los seniors indocumentados.

Grupo de seniors en el centro para adultos mayores Los Sures — David Santiago Senior Center, Brooklyn. Foto: Mariado Martínez