5 Estrella y otras panaderías dominicanas enlazan las comunidades migrantes a sus países de origen y otorgan un sentido familiar al vecindario.
Por: Cris Seda Chabrier
La fachada neón anuncia que están abiertos. Adentro, el olor a café y el aroma del pan fresco permean el aire. Las personas se saludan y chismean mientras esperan sus órdenes. Todos se llaman por apodos. Es 5 Estrella, una de las más de diez bakeries localizadas en Washington Heights que sirve comida típica dominicana.
“La panadería es donde viene todo el mundo de la comunidad, donde hacen su pastel de cumpleaños, donde buscan su cafecito por la mañana con su pancito fresquecito”, dice Andy Herrera el dueño de 5 Estrella, un hombre de 30 años con un rostro amable.
El padre de Herrera, Félix, era cocinero, pero no sabía mucho de bakeries. Emigró de la República Dominicana y fundó la panadería de Washington Heights hace casi 20 años. Le ayudó su compadre, Luciano Inoa, un repostero que trabajaba en Bajo Manhattan. Hace dos años, Herrera y su padre abrieron otro local en West Harlem.
La panadería 5 Estrella es parte de los negocios fundados por inmigrantes dominicanos que han transformado la ciudad. La migración masiva de la República Dominicana a la ciudad de Nueva York comenzó a mitad del 1960, durante la crisis social que desató el asesinato del dictador Rafael Trujillo y la invasión estadounidense en 1965.
La mayoría de los dominicanos se asentaron al norte del condado de Manhattan en los vecindarios de Manhattan Valley, Washington Heights e Inwood. Ellos trajeron sus costumbres, negocios, restaurantes y las panaderías. Convirtieron a Washington Heights en “La Pequeña República Dominicana”. Previamente, los puertorriqueños y cubanos se asentaron en el barrio por su renta asequible.
“La comida pasa la energía a la persona y le da esa confianza para que diga ‘Oh, yo estoy en un restaurante dominicano. Me siento como en mi país’”, dijo Herrera.
El mostrador de 5 Estrella está repleto con decenas de productos: pasteles de cumpleaños, bizcochos, pan de manteca y de agua, flanes, café, jugos naturales, pastelillos y mucho más.
El principal producto es el tres leches, un bizcocho tradicional latinoamericano que es esponjoso y mojado porque está confeccionado con “tres leches” (condensada, evaporada y entera). Como decoración usualmente tiene frosting (glaseado) blanco y una cereza roja.
La variedad de productos en las panaderías como 5 Estrella también es una ventana a las diferentes culturas latinas que conviven en el vecindario. “Lo que ellos llaman aquí relleno, nosotros le decimos cachito, que es un pan con relleno de jamón. Y, bueno, las tortas, ellos le llaman bizcocho”, dijo Delfín de Abreu, un inmigrante venezolano que va a la panadería todos los días.
También está presente el pan de manteca que en Puerto Rico le dicen “pan sobao” por su textura suave y dulce. Igualmente, Herrera vende chicharrón, la piel y la grasa de cerdo frito, que es un plato clásico colombiano. El pandebono colombiano y los buñuelos, hechos con harina de yuca y queso fresco, también están entre los platos favoritos de la clientela.
“Estas comunidades son multiculturales. Llegas a conocer a personas de tantos países del mundo que visitan las dos panaderías”, dijo Lourdes Alfonso, una clienta de más de diez años, mientras se tomaba un café.
Ella le atribuyó el éxito de 5 Estrella a la calidez de los empleados, pues crea un ambiente alegre, familiar y de pertenencia que le recuerda a su país caribeño.
“Son una adición muy importante en la comunidad porque es lo que nos trae nuestro país al vecindario, porque es el sabor de nosotros, es el amor, es el abrazo familiar”, añadió Alfonso al mostrar una foto de un brazo gitano de tres leches que Herrera y su esposo “conspiraron” para prepararle para su cumpleaños.
Un futuro incierto
Sin embargo, 5 Estrella está amenazada por el alza en rentas comerciales después de la pandemia. Las rentas de inquilinos en Nueva York están reguladas bajo leyes del estado, pero las rentas de los negocios comerciales no tienen regulación y deben ser acordadas con los dueños de los edificios.
“En el caso de la renta de los locales comerciales, los aumentos son significativos. A veces están pagando $2,500 y te suben $1,500. Con una comunidad que está siendo desplazada, que los ingresos no son los mismos, el negocio se deprime”, comentó Fausto Echevarría, activista y organizador comunitario que forma parte de la Alianza Social por el Desarrollo.
“Llegan [los minoristas nacionales], abarcan muchos metros cuadrados de la zona y eliminan a los pequeños comercios. No hay competencia justa, porque las empresas más pequeñas, las tiendas familiares, no pueden competir con los minoristas nacionales,”, explicó Isidro Molina, director del Washington Heights Business Improvement District.
Similarmente, la comunidad dominicana, que es la base de su clientela, está siendo desplazada hacia El Bronx.
“Al menos 17,000 residentes, en su mayoría dominicanos, se mudaron fuera de Washington Heights e Inwood entre el 2010 y 2020, mientras que en mismo periodo ambos vecindarios recibieron a 4,824 blancos”, reportó el periódico El Diario.
Solo un 24% de la población dominicana de Nueva York vive en Manhattan, comparada con 46.7% en El Bronx, de acuerdo a datos del Censo 2020 analizados por un estudio del Center for Latin American, Caribbean, and Latino Studies de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY). “Están viniendo más americanos para acá arriba y están básicamente tratando de sacar lo hispano. Es un área de mucho valor porque tienes a Manhattan y el George Washington Bridge. Me imagino que con el tiempo me van a tratar de sacar de aquí”, dijo Herrera.
Por ahora, la comunidad dominicana se mantiene fuerte. Su apoyo a 5 Estrella mantiene la reputación de Washington Heights como ‘La Pequeña República Dominicana’.