Por Arvelisse Bonilla Ramos y Francisco Uranga
Cada vez hay más trabajadoras latinas en la construcción en Nueva York. Entre 2016 y 2021 su número creció un 54%, más que en cualquier otro sector. Aunque es un empleo tradicionalmente realizado por varones, eso ha comenzado a cambiar. En especial tras la pandemia de COVID-19, que expulsó a muchas mujeres del mercado laboral. Cuando buscaban alternativas para reincorporarse, algunas encontraron que subir a un andamio podría ser una buena opción.
Más de 5,500 mujeres latinas trabajaron en la construcción en 2021 en la ciudad, según datos de la Encuesta sobre la Comunidad Estadounidense (ACS, por sus siglas en inglés) elaborada por la Oficina del Censo de EEUU. El número — que es el promedio anual y solo incluye a quienes trabajaron más de 30 horas de media — supera en un 11% el registro de 2019, previo a la pandemia. Creció tres veces más rápido que el empleo total en el sector durante el mismo periodo.
Entre las nuevas trabajadoras de la construcción hay mujeres que perdieron sus empleos en las actividades más golpeadas por la pandemia, como los restaurantes, la hotelería, el comercio o los cuidados personales.
Es el caso de Miryam Paca, ecuatoriana de 31 años, que trabajaba como manicurista antes de la crisis. “Con la pandemia el trabajo bajó prácticamente en su totalidad. No había clientes”, cuenta Paca. “Por eso decidí pasarme a la construcción”.
Paca lleva 10 años en EEUU, pero sólo 18 meses en la construcción. Desde que se mudó al país trabajó como cajera, vendedora en una tienda de zapatos y manicurista.
Cuando sus horas de trabajo disminuyeron por la pandemia, una prima de su esposo le explicó las ventajas de la construcción. “Me contó de su trabajo, el sueldo que ganaba y el horario que hacía”, recuerda Paca.
Consiguió empleo en la construcción. Pasa la mayor parte de su jornada laboral subida a un andamio para realizar distintas tareas de construcción, reparación o demolición. Al comienzo, aclara, ganaba unos $18.75 por hora; un año y medio después cobra $25.00 por hora.
La construcción paga uno de los salarios más elevados en la ciudad. El salario medio de las trabajadoras latinas del sector fue de unos $49,000 anuales, según datos de la Oficina del Censo. En comparación, las trabajadoras latinas en el sector de ocio y entretenimiento ganaron en promedio un 39% menos en 2021 y las de venta al por menor, un 25% menos. Ambos son sectores con una fuerte presencia de trabajadoras latinas, sufrieron una fuerte caída durante la pandemia y en 2021 aún registraban niveles de empleo inferiores a los de 2019.
Dos fenómenos explican el incremento de la participación de las mujeres latinas en la construcción, según Jaclyn Kelly, directora del Servicio de Información sobre el Mercado Laboral de la Universidad de la Ciudad de Nueva York (CUNY, por sus siglas en inglés). El primero es un cambio demográfico de largo plazo. “Los trabajos tradicionalmente ocupados por hombres blancos son cada vez más diversos. Una de las razones es que los baby boomers se jubilan y se incorporan nuevas personas a estos sectores”, destaca Kelly.
El otro efecto está relacionado con la pandemia. “Mucha gente estaba en sectores mal pagados, no tenían beneficios ni podía predecir sus horarios. La pandemia les dio la oportunidad de tomar un minuto y decir: ¿quiero volver a este tipo de trabajo?”, subraya Kelly. Para la académica, el incremento del número de trabajadoras latinas en la construcción es el resultado de una “decisión informada”. Aunque aclara que es un cambio que no se limitó a las mujeres latinas ni al sector de la construcción.
El transporte en camiones, el trabajo en depósitos y los servicios de provisión eléctrica son otros sectores donde las mujeres estaban subrepresentadas y hubo incrementos fuertes después de la pandemia. El número de camioneras latinas aumentó un 48%, mientras que las trabajadoras en generación, transmisión y distribución de electricidad lo hicieron en un 87%.
Los horarios de la construcción son otras de las ventajas que destaca Miryam Paca. Aunque admite que algunos días las tareas son pesadas y termina cansada, sabe que entra a las ocho de la mañana y termina a las cuatro de la tarde. Y trabaja solo de lunes a viernes. En sus empleos anteriores tenía jornadas de ocho de la mañana a nueve de la noche, fines de semana incluidos. “Tengo una niña de ocho años. En mis anteriores trabajos llegaba siempre tarde, cuando ella ya estaba dormida. Ahora hay días en los que alcanzo a recogerla de la escuela. Tengo tiempo para estar con mi hija”.
María Augusta Aucancela Contreras jamás imaginó que iba a trabajar en la construcción. Cuando llegó a EEUU, hace 12 años, dejó atrás un trabajo como contadora en su país, Ecuador. Desde entonces tuvo distintos empleos en restaurantes, fábricas de muebles y en limpieza de casas. Eran jornadas largas, agotadoras y mal pagadas. Desde hace cinco años es empleada en ED System, la empresa que fundó su hermano. La misma donde trabaja Miryam Paca. Alcauceda Contreras dio sus primeros pasos como obrera y ascendió. En la actualidad está a cargo del pago de las nóminas y el manejo de personal.
Al principio, cuenta Aucancela Contreras, sufría vértigo cuando subía a los andamios. “Nunca pensé que iba a superar ese miedo”, dice. “Pero económicamente valía la pena”.
En la empresa no han tenido accidentes graves, aclara Aucancela Contreras, aunque es consciente de que es una ocupación riesgosa. De hecho, esta es la industria con mayor número de accidentes fatales. En Nueva York hubo 13 muertes en el lugar de trabajo en la construcción en 2020, según el último dato publicado por la Oficina de Estadísticas Laborales de EEUU (BLS, por sus siglas en inglés). Representa un 22% de todas las muertes laborales en la ciudad durante el año.
Tanto Paca como Aucancela Contreras destacan que sufren el machismo en el trabajo, a pesar de que las mujeres poco a poco ganaron un espacio en el sector. Paca dice que enfrenta con frecuencia comentarios despectivos, como el de un ingeniero que se negó a subir a un andamio con ella porque no confiaba en que supiera manejarse en esa situación o los de compañeros de obra que se quejaban porque consideraban que las mujeres no hacían esfuerzo suficiente en el trabajo.
“Son momentos muy incómodos que una tiene que atravesar para hacerles entender que debe haber igualdad entre hombres y mujeres en el trabajo”, dice Paca.
Cómo buscar trabajo en el sector de la construcción
El primer paso para ingresar en el sector es tomar los cursos obligatorios establecidos por la ley local 196, sancionada en 2017. Esta norma exige al menos 40 horas de capacitación para cualquier persona que quiera trabajar en obras de construcción y demolición.
La capacitación abarca un curso básico de 30 horas de la Administración de Seguridad y Salud en el Trabajo (OSHA, por sus siglas en inglés) y otro de 10 horas de entrenamiento en seguridad en las obras (SST, por sus siglas en inglés).
Otras capacitaciones específicas son obligatorias para ciertas tareas, como subir a los andamios colgantes.
Encuentra un proveedor de cursos autorizado por OSHA a través del Departamento de Edificios de la Ciudad de Nueva York: listado de proveedores de cursos.