De servir a niños a asistir con repatriaciones: Pandemia transforma los servicios de esta iniciativa

La cantidad de llamadas que recibía el proyecto de Francisco Valentín Barragán en torno a las repatriaciones durante la pandemia, le motivaron a orientarse sobre el tema y ampliar los recursos ofrecidos por su organización

Algunos voluntarios de la Fundación Mil Sonrisas en New Jersey. Foto: Génesis Dávila Santiago

Por Génesis Dávila Santiago

A las 5:58 de la tarde, una página de Facebook comienza su transmisión en vivo. En el vídeo que hoy tiene más de 10 mil visitas, se observa una cruz, velas y a una mujer que sostiene el retrato de su hermano fallecido. A su lado, Francisco Valentín Barragán solicita ayuda para repatriar los restos del fenecido a México.

“Lamentablemente los gastos son muchos… así que acudimos a la comunidad que nos ha ayudado bastante en estos casos”, expresa Valentín Barragán en el vídeo grabado en New Brunswick, New Jersey el 11 de febrero.

El jardinero de profesión comenzó su iniciativa, Mil Sonrisas, ayudando a niños de escasos recursos a obtener mochilas y artefactos escolares. No obstante, llegó la pandemia de COVID-19 y cambió el panorama.

De repente, Valentín Barragán recibía entre 5 y 15 llamadas diarias con la misma pregunta de muchas familias migrantes latinos: ¿cómo era el proceso para repatriar a un ser querido que falleció a causa de SARS-CoV-2?

“Muchas familias me llamaban y me decían: ‘Mira, yo creo que mi familiar no va a pasar de hoy o de mañana. Entonces, dígame, ¿qué tengo que hacer? ¿Cuáles son los trámites?”, relata el hombre de 45 años.

Los datos abiertos del gobierno de México apuntan a que más de siete mil personas fueron repatriadas desde Estados Unidos a México durante el 2020. El 16% de esas repatriaciones salieron de Nueva York. Aunque la amenaza por COVID-19 permanecía latente para todos los grupos étnicos, los Centros para el Control y Prevención de Enfermedades (CDC) publicaron un estudio, en octubre de 2020, en el que argumentaron que las personas latinas y otras grupos marginados tenían un riesgo “desproporcionado” de fallecer por la enfermedad.

Valentín Barragán recuerda que, al inicio, carecía de respuestas. Había llegado a Estados Unidos hacía poco menos de 30 años para asistir económicamente a su familia, y aunque sus intenciones con el proyecto que fundó en el 2019 eran ayudar a niños y personas enfermas, observaba como un sueño lejano la idea de asistir a mil personas. Pero la necesidad de las comunidades que acudían a él era inminente. Recaudaba fondos, visitaba enfermos, repartía alimentos, y cocinaba junto a su equipo de voluntarios. En menos de un año logró su objetivo de llegar a las mil personas.

Esta vez, el proceso de repatriación era un tema desconocido, pero comenzó por informarse. Llamaba a los distintos consulados de países latinoamericanos, contactaba a funerarias y calculaba presupuestos. Fue así como añadió, a los servicios de Mil Sonrisas, vídeos en su página de Facebook junto a latinos que solicitaban ayuda económica para repatriar a sus familiares.

Tres años después, Valentín Barragán continúa con los vídeos solicitando ayuda para repatriaciones.

Francisco Valentín Barragán director de Mil Sonrisa. Foto: Francisco Valentín Barragán

La transmisión en vivo realizada en febrero procuraba ayudar económicamente a Irma Rojas, una migrante mexicana de 46 años, luego de que su hermano falleciera por complicaciones de salud.

“Dios bendiga su ayuda, que les multiplique lo que hacen por mi hermanito y por mí”, dice Rojas entre lágrimas mientras se dirige a quienes observan la grabación de 14 minutos.

Para ese momento, New Jersey carecía de un consulado mexicano, de manera que Rojas tuvo que trasladarse en auto cerca de una hora para llegar al Consulado mexicano en la ciudad de Nueva York. Debido a que su situación emocional no le permitía manejar, fue Valentín Barragán quien le ofreció su ayuda.

“Él fue el que manejó porque en esos días de trámites uno no está apto para estar manejando”, recuerda Rojas desde un parque en New Brunswick.

No era la primera vez que Valentín Barragán se ofrecía para tal servicio. La necesidad de un consulado en su comunidad le ha llevado a trasladar cerca de 30 personas hasta Nueva York, según cuenta.

“A veces, me toca [acompañarles] en bus o en tren… y me toca a veces hasta pedir carro prestado para poder viajar”, asegura mientras explica que tiene un “carrito viejo” y que aspira a que su proyecto pueda tener, algún día, un vehículo oficial para esos servicios.

Este año, la Secretaría de Relaciones Exteriores actualizó su página de internet en la que estableció que, desde abril, existe un “Consulado Sobre Ruedas” que se traslada por algunas partes de New Jersey por medio de citas.

Cerca mes y medio después de la transmisión en vivo realizada en febrero, y con ayuda de una amiga y la comunidad de New Brunswick, Rojas logró realizar la repatriación de su hermano.

Se expande su iniciativa por medio de las redes sociales

Desde los inicios del proyecto Mil Sonrisas, las redes sociales, en especial Facebook, fueron el enlace entre él, las comunidades que necesitaban ayuda y quienes cooperaban con fondos. Incluso, fue por medio de esta página que su equipo se expandió de Nueva Jersey a México, Guatemala, Honduras, República Dominicana y El Salvador en 2019.

Lucía Mayte López Saguilán fue una de esas personas que respondió a una publicación que buscaba voluntarios en otros países hace cuatro años. Hoy, integra uno de los grupos de voluntarios de la costa de Oaxaca, México, que trabajan con Mil Sonrisas. Aunque aún no conoce a Valentín Barragán en persona, lo describe como una persona humilde, llena de amor, que se comunica con ella constantemente y que le ha ofrecido ayuda en sus momentos más difíciles.

“Es un gran y excelente ser humano, con mucha empatía y humanismo hacia las demás personas”, describe López Sanguilán quien luego añadió que la mayor ayuda económica para asistir a las comunidades proviene del equipo en Estados Unidos, liderado por Valentín Barragán.

Lucía Mayte López Sanguilán, una de las voluntarias de Mil Sonrisas. Foto: Lucía Mayte López Sanguilán

Aunque Valentín Barragán no supo precisar la cantidad de voluntarios que le ayudan dentro y fuera de Estados Unidos, anhela un espacio propio para su iniciativa que le permita desocupar la sala de su casa donde coloca las donaciones que recibe.

Mientras espera por ese espacio para Mil Sonrisas, Valentín Barragán visita hogares latinos en New Jersey y realiza transmisiones en vivo con la esperanza de que su iniciativa le permita ayudar a todas las comunidades que lo soliciten tal como asistió a Rojas.