“Aunque no quieras que tu mujer lo haga, no puedes impedírselo”. Esto es lo que piensa el esposo de una mujer gestante en un proceso de subrogación en Estados Unidos.

Trey Murray y su esposa Yessenia. Abril, 2023. Foto: Eduardo Salazar Uribe

Por Eduardo Salazar-Uribe

Trey Murray era un hombre de familia como cualquier otro hasta que un día su esposa, Yessenia, lo llamó para hablar en la sala de su casa en las afueras de Atlanta, mientras sus dos hijos pequeños hacían la siesta.

Ella había tenido una sesión informativa con una agencia de subrogación tras semanas buscando información sobre cómo alquilar su vientre. Aquella tarde lo había decidido y Murray se enteraría ese día de que en aproximadamente un año se convertiría en un padre sustituto.

El apoyo “incondicional” de la familia

Murray nació en Hawaii en 1997 pero de allí recuerda poco o nada, pues sus padres se mudaron a Georgia — el estado-, y fue en Sandy Springs dónde creció, y conoció a la que hoy en día es su esposa: Yessenia Murray. Se vieron por primera vez mientras estudiaban octavo grado, tuvieron entonces un romance adolescente, rompieron y reconectaron años después, se casaron y ahora tienen dos hijos: Tyson (5) y Trey Junior. (3).

Murray dice que es un hombre común como cualquier otro, quien trabaja instalando paneles solares. Su hijo mayor lo describe como un padre “fuerte y divertido”, y su esposa añade “él es increíble”. Una de las razones por las que ella, una mujer con raíces latinas de 25 años, piensa que él es maravilloso es porque la entendió cuando le dijo que quería ser gestante y ser parte de un proceso de maternidad subrogada para ayudar a una familia que no pudiera tener hijos.

Actualmente, el proceso de subrogación es legal en gran parte de Estados Unidos. Aunque no hay muchas estadísticas, se calcula que entre 1999 y 2013 nacieron al menos 18.400 niños vía subrogación. El método cuesta a la familia que busca tener un bebé entre 150 y 200 mil dólares según información de distintas agencias de subrogación.

El rol de la paternidad (sustituta)

Cuando su esposa lo sentó en la sala de su casa para hablar sobre la subrogación Murray quedó sorprendido: “Yo no sabía realmente de qué se trataba”, pero a la vez entendió que Yessenia intentaba hacer algo “desinteresado” por otra familia, “ayudar a otros” es algo que según él es fundamental para los Murray, basado en sus valores religiosos.

Cuando Murray tenía 6 años, Denzel Washington protagonizó John Q, una película que se convertiría en su favorita años después. En la ficción, Washington personifica a un padre desesperado que hace de todo por conseguir un trasplante de corazón para su pequeño hijo. Para Murray el largometraje es una lección sobre el rol de la paternidad.

En la gestación subrogada, sin embargo, ni Yessenia es la madre del niño que gestó en su vientre ni él es el padre. Y eso lo tuvo claro durante el proceso que su esposa emprendió en el 2022 y que concluyó hace sólo un mes tras haber traído al mundo al bebé de una pareja formada por un hombre de Georgia — el país- y una mujer de Ucrania.

Murray asegura que siempre supo qué estaban haciendo, “y tenía presente lo bien que se sentiría el padre del niño cuando lo tuviera en sus brazos”, porque recuerda cuando él tuvo esa misma sensación al tener a su primer hijo.

Para Murray ha sido una experiencia bastante única, y una decisión muy seria que debe ser considerada en pareja. Aunque acepta haber discutido los términos del proceso, en última instancia piensa que “es una decisión que le corresponde a ella porque es su cuerpo”.

“No podría ser yo”

Aunque detractores, como la feminista Gloria Steinem, se oponen a la subrogación alegando que a través de este proceso se mercantiliza el cuerpo femenino, Murray insiste en que “no es un negocio o una forma de sostener la economía familiar”, al contrario, argumenta que la maternidad subrogada supera con creces los posibles aspectos negativos, porque hace posible la vida y la felicidad de otras familias.

No fue así para todos los amigos o conocidos de los Murray. Algunos de ellos, hombres, decían al enterarse que “era una locura” o simplemente “no podría ser yo”. Murray además recuerda riéndose que lo felicitaban en la calle porque iba a ser padre otra vez. “Yo me siento orgulloso de mi esposa y de lo que ha hecho”.

La pareja indica que no hubo problemas con el embarazo y disfrutaron incluso el proceso. Él dice que no ha sido una mala experiencia y la verdad es que recibió bastante apoyo de la gente a su alrededor, así que le diría a hombres casados con aspirantes a gestantes que entiende que sea un poco extraño: “aunque no quieras que tu mujer lo haga, no puedes impedírselo”.

“Valor y fuerza”

Las mujeres gestantes ganan — al menos en el primer embarazo — alrededor de 40 mil dólares que, si se divide en nueve meses de gestación y los aproximadamente cuatro de preparación, serían unos 3 mil dólares mensuales. Lo cual para los Murray: “no es suficiente como para exponerse a ese riesgo”. Él deja claro que lo hacen por el valor de la familia.

Trey Murray se queda tranquilo sabiendo que él sigue trabajando todos los días por sus hijos y también por su mujer, Yessenia, de quien se declara un admirador. “Se necesita valor y fuerza para arriesgar tu cuerpo por la vida y felicidad de otra persona”, puntualiza.